Wednesday, December 27, 2006

4.

Me gusta este ciber. Me recuerda a esos viejos cines de Valparaíso que exhibían películas medias porno, donde los fingidos gemidos de las putas de la pantalla se confundían con el quejumbroso vaivén de las butacas.
La encargada del ciber me puso cara de asco cuando le pedí papel higiénico.
Esta semana la pasé resfriado. Sentí algunos ruidos de un ratón pero lo dejé pasar. A veces los bichos son compañía. Me conozco de memoria sus ruidos. En el fondo no estoy tan botado, siempre hay alguien para urguetear. Se llama Antonia (o “Toña”) y la conocí por internet. Es caliente. Ella quiso que nos juntáramos. Ella se arriesgó. Parece que le gusta jugar a las relaciones prohibidas. Parezco su papá. No me interesa saber su edad.
Esta semana realizó su segunda visita. Fue bueno, mmmm... bueno. Siempre hace bien o relaja tirar. Mejor si es con alguien menor. Sus gemidos son agudos y cortitos. Le gusta que me demore. Me gusta chupársela. Dice que todos los hombres que se la han comido se la han chupado. Por eso la tiene depilada, rica. Más me calienta.
Lo que me incomoda de “Toña” es que tiene un parecido con Sarita Soto Rubilar, una de las chicas asesinadas. Tenía 16 años.
Galleguillos siempre tocaba la bocina a manera de piropo a las lolitas. Al principio lo asimilé como una costumbre habitual de los taxistas.
Una vez le dije que me acompañara a buscar una puta de las que se paraban afuera del Casino de Iquique. Eran como las 3 de la madrugada. Veníamos de Alto Hospicio. Todo el trayecto me habló de fútbol, de la Universidad de Chile, su equipo. Galleguillos jugaba fútbol. A la puta le pregunté por una amiga. Eran 30 lucas por las dos. Yo las pagaba. Galleguillos no quiso. Noté sus nervios cuando la puta se subió al auto.
Siempre había crímenes con putas y travestis en Iquique. La mayoría no se aclaraba. Galleguillos nos dejó en el Hostal J.Pérez. A la puta le pareció raro el chofer. Me dijo que en algún momento sintió miedo, pero más por mi que por él. Dijo que Galleguilos parecía chofer de funeraria y que yo tenía cara de degenerado, jejejeje. Pensó que la llevaríamos a otro lado, por la playa. Me aclaró, en todo caso, que el temor es algo normal entre las putas, cosas de su trabajo.
Yo me enteré por la televisión que Galleguillos convivía con una funcionaria de la municipalidad y que tenía dos hijastras. Las niñas no pasaban los 8 años. Ignoro si les hizo algo, pero cuando la mujer habló toda llorosa por televisión dijo que el hombre nunca tocó a las niñas. No le creo. La mujer se declaró ignorante de los actos de Galleguillos. Siempre las mujeres son las últimas en enterarse de las canalladas del marido. “Era buen esposo, buen padre, deportista, trabajador.... alguien inventó todo o alguien lo metió en eso, estoy segura... ” decía la pobre.
Galleguillos tenía pocos amigos, me dijo una vez, pero fieles. A Quispe lo conocía de antes. Quispe era conocido en las tomas de Alto Hospicio. Se movía con relajada impunidad. Los pacos hacían la vista gorda con Quispe y con las tomas de terreno. Entre marginales se las arreglan, decían los pacos.
La gueona del ciber apagó la luz. Quiere que nos vayamos. Son las 2:30 horas y hace calor. Ojalá Toña tenga encendido el celular.

Wednesday, December 20, 2006

3.

Este ciber cierra a las 2 am. Pagué mil. Parece un lugar seguro. Las cabinas están resguardadas por unas cortinas pesadas y grasosas. Aquí muchos vienen a descargarse. La mujer que atiende es algo prepotente. Vende cigarros y papel higiénico. También tarros de cerveza. Me bebí dos. El mouse está algo resbaloso y el teclado tiene pelos y restos de migas de pan. Suena mucho cuando escribo. Recuerdo la primera cama que tuve con Natalia. Era bulliciosa como ella en el orgasmo. Vivíamos de allegados. Su familia nos compró una cama mejor.
He pensado sobre mi responsabilidad en los crímenes que cometió Galleguillos. A veces creo que fueron situaciones coincidentes, algo parecido a una cadena alimenticia. Me explico: Galleguillos era mi fans y yo algo parecido de Chikatilo y otros psicópatas en serie. Galleguillos esperaba mis entregas semanales por el diario y yo esperaba sus comentarios. Noté el cambio cuando supo quien era yo. De pronto me sentí como su maestro, una especie de Doctor Frankenstein. Le gustaba escucharme. Las primeras veces detenía el Nissan V16 frente a la entrada del sector de la autoconstrucción en Alto Hospicio. Nadie pasaba por el lugar. Veníamos de vuelta de donde Quispe. Hablábamos un rato. Siempre había cerveza. También le interesaba saber si yo conocía a algunos artistas. Le gustaba Luis Dimas, Peter Rock y toda la música de la nueva ola. Por mi profesión era fácil llegar a esos tipos. Algunos eran patéticos: Luis Dimas llamaba para que lo entrevistaran. Galleguillos hacía una mueca de risa cuando le contaba de lo botado que estaba Dimas. En esos días, en todo caso, Galleguillos mantenía cierta rigidez en sus actos, como si le costara doblarse.
Siento a mi vecino masturbarse en la cabina de al lado. No le vi la cara cuando entró.En esas noches Galleguillos me contó que cuando adolescente fantaseó con comerse a una chica del programa Música Libre –no recuerdo el nombre-. Riéndose a su manera aclaró que le habría gustado congelar las carnes de la bailarina, especialmente las tetas, y después servírsela en fechas importantes como Navidad.
-A mi me gustaría comerme a Daniella Campos. Creo que también partiría por las tetas, son grandes... - dije.-
Con ella y su hermana rica podríamos hacer un asado aquí en el desierto, y nadie se daría cuenta- respondió.
Te avisaré cuando vengan a Iquique, una creo que tiene un novio por estos lados. Quizás podríamos hacer algo (reí). No tengo claro los crímenes que realizó antes de conocerme, pero doy testimonio de que violó y mató a cinco adolescentes después de publicado el primer reportaje de asesinos en serie. Seguí con "El Caníbal de Rotemburgo".
Siento la voz de una chica comprándole cerveza y cigarros a la vieja... Son las 1.46. Me quedan 14 minutos.

Tuesday, December 12, 2006

2.

Pagué 200 pesos por 10 minutos en un ciber. Son las 23.49. El calor de verano resucitó a los bichos. Tengo cucarachas en mi pensión. También maté a un ratón. Me resulta placentero matar lauchas. Esta vez me tocó uno del porte de un gato pequeño, un pericote. Quedó atrapado en el WC. Le eché soda cáustica, después agua hirviendo. Terminó despellejado. Tuvo mala suerte el animal de caer en mi WC. Tal vez más adelante me haga una guillotina para decapitar ratones. Cuando niño me dio resultado.Galleguillos me contó que sentía placer matando animales. Me habló de su infancia, en Linares. Le gustaba cazar conejos. No me habría gustado ser conejo y encontrarme con ese depravado. Aún vivos los depellejaba. Luego los asaba. Podía pasar días en el bosque. Su abuela no le exigía ir a la escuela. Desconozco hasta que curso llegó, pero sabía leer.Nuestra amistad comenzó por los reportajes de psicópatas que publicaba El Nortino.
En el segundo viaje comprobé que tenía sobre la guantera el primero de esos reportajes. Le dije que yo era el autor. Sus pupilas se agrandaron, me emocioné, un poco por ego y otro porque presentí el potencial de esta unión.Partí con Andrei Chikatilo o “El carnicero de Rostov”, un asesino en serie ruso. Siempre leí todo sobre Chikatilo. Tiene la marca de asesinar a 53 adolescentes y jóvenes en Rusia. Su rostro de payaso maléfico es el retrato perfecto del psicópata. Sus crímenes los hacía por una necesidad sexual. Cada puñalada lo acercaba al orgasmo. Eyaculaba sobre el cadáver. A una chica le comió los pezones.Galleguillos una vez me dijo que a Chikatilo lo delataba el rostro.

Thursday, December 07, 2006

1.

Es jueves, son las 18.35 y estoy en un ciber. No importa la ciudad. Pagué 500 pesos y tengo media hora. Escribiré hasta donde pueda.
Seré concreto: sé cosas que nadie conoce sobre los crímenes de las adolescentes de Alto Hospicio.Me importa un pico mi futuro, estoy enfermo. Conmigo muerto la condena seguirá inmutable para Pedro Galleguillos Cifuentes, el taxista o el denominado psicópata de Alto Hospicio.
Galleguillos apretará los dientes cuando se entere de esto -aunque por sus limitaciones no creo que sepa lo que es un blog-. Lo imagino como otra planta virulenta en ese invernadero que es la cárcel de Arica. Creo que hasta deseará llamar a la periodista de Chilevisión que levantó la tesis de que había más involucrados en los crímenes o que todo fue un boicot. Esa chica quiere creerle según lo que he visto por televisión.
Lo obligaron a declararse culpable. Pensé que aguantaría.
Tuve la suerte de conocer a Galleguillos y a los demás. En los demás me pueden incluir, aunque mi participación en los hechos no esté del todo clara. Supongo que varía desde: autor intelectual, encubridor o quizá simple inocente. Para definirlo habría que ver quien se cruzó primero en el camino. Cuando ese día deslizó levemente sus intenciones le hablé del "Carnicero de Rostov". Era la tercera o cuarta vez que me llevaba de Iquique a Alto Hospicio. De ahí y hasta su detención siempre me esperó los jueves en la salida de Iquique. Siempre a las a las 20 horas, cuando iba donde Quispe a buscar el encargo.