El gordo Vergara -moreno de ojos pequeños, semi calvo y bajo estatura- podía calificarse como un periodista viejo, experimentado en lo policial. No era de los que se guardaban datos. Era la persona indicada si Samir quería saber sobre los últimos asesinatos en Alto Hospicio, en especial a la hora de juntar números telefónicos de quienes investigaban el tema: policías, el fiscal o el médico legal. En el fondo el gordo sabía que a pesar de todo lo que pusiera Juan –al que consideraba poco reservado para hacer periodismo policial- en su crónica, él terminaría llevando el caso. Le daría el punto final. Por ende le dijo a Samir que era necesario mantener cautela a la hora de hablar de un nuevo sicópata o asesino en serie. El gordo hablaba rápido, a ratos tartamudeaba. Después le preguntó a Samir detalles de su vida y dónde alojaba. A Samir le pareció impertinente. Por esto le respondió con monosílabos o movimientos de cabeza. Después Sergio le aseguró que el gordo era un tipo confiable y sumó algunas anécdotas como cuando junto a un amigo se tiró a una puta. El gordo no imaginó que su amigo le agarraría su pene.
-Salí arrancando- Sergio remedaba a Vergara con el mismo tartamudeo de éste.
Había tres casos similares. Todos en un mes. Según la experiencia, Vergara sostenía que los sicópatas pocas veces dejaban los cadáveres tirados. Por esto le pareció raro que después de indagar con el médico legal, éste en -off the récord- le dijera que los tres cadáveres tenían destrozado el ano con diversos cortes, la mayoría de vidrios, además de otros detalles que avalaban la presencia de un sicópata o algo similar. La policía de investigaciones ya estaba en esa línea. No obstante por orden del fiscal no se quería dar a conocer la situación a través de la prensa por no alarmar a la gente de Alto Hospicio. No querían repetir los errores del pasado. Por esto Vergara llamó al fiscal para que éste le refrescara al director de El Nortino la prohibición de informar sobre el caso, adelantándose claro, al reportaje de Juan.
Juan, en tanto, armaba su reportaje sin la información del médico legal que despejaba toda duda. En Alto Hospicio habló con los vecinos de los lugares donde fueron encontrados los cuerpos. Dos fueron hallados en los barrancos, al costado norte del zigzag. Parapentistas fueron los primeros en avistar los cadáveres. De ahí avisaron a la policía y se hizo el procedimiento. El tercero, el joven homosexual, fue hallado en el sector La Negra, cerca de la animita de una chica que fue asesinada en la anterior ola de asesinatos.
Pandillas y narcos. Fueron las escuetas tesis de los vecinos. Ninguno quiso que le publicaran el nombre, igualmente Juan fotografió sus casas.
Juan, en tanto, armaba su reportaje sin la información del médico legal que despejaba toda duda. En Alto Hospicio habló con los vecinos de los lugares donde fueron encontrados los cuerpos. Dos fueron hallados en los barrancos, al costado norte del zigzag. Parapentistas fueron los primeros en avistar los cadáveres. De ahí avisaron a la policía y se hizo el procedimiento. El tercero, el joven homosexual, fue hallado en el sector La Negra, cerca de la animita de una chica que fue asesinada en la anterior ola de asesinatos.
Pandillas y narcos. Fueron las escuetas tesis de los vecinos. Ninguno quiso que le publicaran el nombre, igualmente Juan fotografió sus casas.
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