Charly García parece eterno: Fanky se estira como goma de mascar. Tres veces Fanky. Seis veces Fanky: ¡Termina concharesumadre! ¡Qué mierda! Sigan abajo ¿Alguien herido? No escucho gueón. Abajo. ¡Cabrón concharesumadre! ¡Qué alguien encienda la luz de esta gueaá!
¡Borracho de mierda!
¡Les gustó a los gueones, jajajajaj, le gustó a los gueones, jajajajajaj! ¡Feliz cumpleaños man, jajajaja!
¡Cálmate, cabrón de mierda! grita el geólogo que abraza a una chica bajo una de las mesas de aluminio del estrecho bar-boutique. La chica solloza. Escucho sus arcadas. Escucho su vómito. No distingo su cara. Otra luminaria explota. Hay un aroma a goma quemada. Humo.
Fanky acaba.
¡Carajos! grita la española goestiana con un hilo de sangre que corre desde la frente al ojo izquierdo. Esto excita al periodista: alguna esquirla incrustada en la frente de la española, los ojos furiosos de la mujer, su rostro que explota. El periodista salta y le aprieta el cuello a Collins. Acaba con ese maldito, grita Perdita, la dulce Perdita que recién parecía aturdida bajo mi cuerpo. Deseé que los balazos fueran eternos.
Era una noche tranquila, de luna, de brisa. Llegamos con Perdita cerca de las 21.30 horas. Le había costado dejar a su Poodle en la casa rodante. Sentía lástima por el perro. Era como una depedida o algo parecido. Nos habíamos detenido en la plaza de Barranco. Fumamos unos porros. Le prometí que la sacaría, sin pedirle nada a cambio. No lo merecía. Esbocé una sonrisa. Rió. Sujetó mi mano y se la llevó a su mejilla. Sentí latir su rostro. Con los ojos fijos a las estrellas, insistió que no me preocupara. Tú eres igual que Collins. No me insultes. No quiero ser cómplice de sus porquerías. Carraspeó. Me gustaría haberte conocido antes o de otra forma. Intenté sonreír.
¡Mataste al Dj, concharesumadre! El pata respira. Está pálido .
¡Suelta la pistola! ¡Suéltame el cuello, conchesumadre! ¡Si este gueón está muerto, nos vamos todos presos, imbécil de mierda, suelta la pistola! Tiene una herida en el hombro. Estamos cagados por tu culpa, gueón. No escucho. Calla y escucha, gueón -dice el geólogo con la pistola en la mano-: ahora tienes que saber como mierda justificarás esta cagada con la policía ¿Y qué? Es tu problema gueón. No le pegues más, basta gueón, pero este conchesumadre... ¿Y qué? Tranquilo gueón. Imbécil de mierda ¡Vaaayanse a la mieeerda! Tú eres el maricón gueón, con tus borracheras, con tus cagadas, mira la cagada que dejaste, hay un gueón medio muerto.
¡Yo soy Bobby Perú y qué! Porque no pateas a este pendejo Bobby Perú.
No te preocupes por la policía, afirma Tati, y Funky todavía retumba.
1 comment:
Un placer encontrar tu blog en mi camino, espero que sigamos encontrandonos en las letras. me quedo por acá ojeando, por demas invitado a mi hora mas oscura.
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