Este ciber cierra a las 2 am. Pagué mil. Parece un lugar seguro. Las cabinas están resguardadas por unas cortinas pesadas y grasosas. Aquí muchos vienen a descargarse. La mujer que atiende es algo prepotente. Vende cigarros y papel higiénico. También tarros de cerveza. Me bebí dos. El mouse está algo resbaloso y el teclado tiene pelos y restos de migas de pan. Suena mucho cuando escribo. Recuerdo la primera cama que tuve con Natalia. Era bulliciosa como ella en el orgasmo. Vivíamos de allegados. Su familia nos compró una cama mejor.
He pensado sobre mi responsabilidad en los crímenes que cometió Galleguillos. A veces creo que fueron situaciones coincidentes, algo parecido a una cadena alimenticia. Me explico: Galleguillos era mi fans y yo algo parecido de Chikatilo y otros psicópatas en serie. Galleguillos esperaba mis entregas semanales por el diario y yo esperaba sus comentarios. Noté el cambio cuando supo quien era yo. De pronto me sentí como su maestro, una especie de Doctor Frankenstein. Le gustaba escucharme. Las primeras veces detenía el Nissan V16 frente a la entrada del sector de la autoconstrucción en Alto Hospicio. Nadie pasaba por el lugar. Veníamos de vuelta de donde Quispe. Hablábamos un rato. Siempre había cerveza. También le interesaba saber si yo conocía a algunos artistas. Le gustaba Luis Dimas, Peter Rock y toda la música de la nueva ola. Por mi profesión era fácil llegar a esos tipos. Algunos eran patéticos: Luis Dimas llamaba para que lo entrevistaran. Galleguillos hacía una mueca de risa cuando le contaba de lo botado que estaba Dimas. En esos días, en todo caso, Galleguillos mantenía cierta rigidez en sus actos, como si le costara doblarse.
Siento a mi vecino masturbarse en la cabina de al lado. No le vi la cara cuando entró.En esas noches Galleguillos me contó que cuando adolescente fantaseó con comerse a una chica del programa Música Libre –no recuerdo el nombre-. Riéndose a su manera aclaró que le habría gustado congelar las carnes de la bailarina, especialmente las tetas, y después servírsela en fechas importantes como Navidad.
-A mi me gustaría comerme a Daniella Campos. Creo que también partiría por las tetas, son grandes... - dije.-
Con ella y su hermana rica podríamos hacer un asado aquí en el desierto, y nadie se daría cuenta- respondió.
Te avisaré cuando vengan a Iquique, una creo que tiene un novio por estos lados. Quizás podríamos hacer algo (reí). No tengo claro los crímenes que realizó antes de conocerme, pero doy testimonio de que violó y mató a cinco adolescentes después de publicado el primer reportaje de asesinos en serie. Seguí con "El Caníbal de Rotemburgo".
Siento la voz de una chica comprándole cerveza y cigarros a la vieja... Son las 1.46. Me quedan 14 minutos.
No comments:
Post a Comment