Hace una semana que Claudio Fuentes debería estar aquí, ocupando mi lado en la cama. Amanda no está preocupada. Dice que por fin encontró a una hombre que la escuchara. Yo la escucho, como la hago con toda la gente, con la idea de nutrirme de historias para escribir y si se puede, claro, tirar y vivir gratis. La suya es literariamente interesante, especialmente en el período de su adolescencia y la manera como concluyó su matrimonio. Hay mucha violencia de por medio y un intento de asesinato. Es posible construir un buen personaje con Amanda Pérez, sin caer en caricaturas. Es la mujer promedio de Alto Hospicio, aunque al decantar sobre la mujer promedio se caería en una descripción política como le gusta al gobierno, es decir: la mujer que lleva la casa y madre; o en algo más machista –o como le gusta a la iglesia católica-o sea: la mujer abnegada que espera con la casa limpia a su marido después del trabajo, o también como las populares canciones Penélope de Serrat o la clásica Catalina, que esperan a su hombre.
Amanda decidió separar las cosas entre yo y sus hijos. Son tres y el mayor no cuenta, pues trabaja en Antofagasta. El segundo también es de su primer matrimonio. La última, se llama Marjorie, y es de una relación anterior a la de Claudio Fuentes. El segundo y Marjorie, ambos de entre 15 y 10 años, los cuida una abuela en Iquique. Amanda esgrime que están de vacaciones y prefieren vivir cerca de la playa que en la sequedad de Alto Hospicio. Lo de Amanda, entonces, son unas vacaciones.
Sin pedírselo, ayer me trajo de la feria una polo, unos shorts y unas zapatillas nuevas, también una cajita con un perfume y un desodorante. Esto me hizo entender que ella desea que me quede más tiempo, en la masoquista proyección de las mujeres con respecto a las relaciones amorosas. No me asusta que llegue Claudio Fuentes y me sorprenda en los computadores. Me vería, tal vez, como el típico depravado que pasa la tarde viendo pornografía. En los otros horarios me dedico a comer, ver documentales de la cárcel en NAT GEO, algo de fútbol -sigo al Fenerbahce de Turquía en la Champion- y a hacer el amor, sin antes beber unas latas de cervezas. Es un clima perfectopara escribir.
Hoy, un chico, preguntó por 2666, cuando buscó un número teléfono en las Páginas Amarillas. Le aclaré que no era la Biblia.
-Usted me puede regalar el libro. Un tío de dónde vivo está armando una biblioteca y le faltan libros.
1 comment:
eres un super fantasma del desierto agudo, elocuente, quede lleno de polvo o chusca
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