Cuando abordó el taxi, el protagonista vestía con una chaqueta plomiza, jeans y zapatillas azules. Como celuloide la ciudad pasó por las ventanas del vehículo, un Nissan V-16 de color blanco. El taxi se detuvo en el monolito a las chicas desaparecidas. El chofer puso una música de Calle 13.
El protagonista botó lo que quedaba de cigarro y subió al taxi. Le pidió al chofer que lo dejara en el puente peatonal, con dirección a la avenida los Cóndores.
Se sacó la chaqueta en la segunda cuadra de caminata con dirección al norte. Podía ver los parapentes desapareciendo en el horizonte. Abajo estaba Iquique.
Se metió en un ciber en la quinta cuadra, frente al supermercado.
Abrió una página de Word, y escribió lo siguiente:
Esto partió en la universidad. Nos impactaron las desapariciones de Alto Hospicio. Por eso formamos el grupo. Partimos cinco. Todos leíamos a Bolaño. Todos teníamos distintas versiones de las desaparecidas.
No creo mi versión sea la más absurda, como me dijeron.
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