Sunday, April 06, 2008

Operación Dragón 10


Supongamos que esto fuera normal: Amanda y yo conservados en amor, en vinagre, y digo amor pues no hemos caido en conflictos. Van dos semanas limpias.
Sin embargo estamos coludidos ante la inminente llegada de alguien que nunca llegará. Ella me dice que su tardanza se debe a que tiene otra familia y que es algo común y que ella lo acepta después de todo porque su mamá también se lo aceptó a su papá. Tal vez lo de ella sea un mecanismo de autodefensa, un autoengaño, el consejo de algún sicólogo o responda a dinero.
Yo le responde que se quedó perdido con una puta.
Es indudable que esto es una treta.
El protagonista quisiera entender que Claudio Fuentes, el esposo de Amanda, puede resultar como un recurso para justificar que en algún momento la mujer lo dejará. Es la mujer quien inventó al personaje Claudio Fuentes, en base a conversaciones con los clientes de su ciberalmacén. El hombre responde al manual del típico minero del norte Chile, que deja a su mujer sola por un tiempo con el objetivo de trabajar en una empresa minera. Así, ambos son tentados por la infidelidad y comienzan los cuernos y la degradación.

Amanda trabaja para Rey Misterio.

De esta manera, el protagonista tiene tres opciones:
Opción 1: Desenmascarar a Amanda, y después matarla antes que lo maten a él.
Opción 2: Sostener el amor con Amanda, mientras a escondidas sacar toda la información posible que puede haber en esa casa sobre el supuesto asesino de las chicas de Alto Hospicio y Rey Misterio.
Opción 3: Esperar el curso de los hechos en la cama y espiar conversaciones telefónicas.

Por las fotos de los diarios, Amanda parecía una mujer poco atractiva, algo gruesa. El papel de diario -como la televisión- ensancha a a la gente. Ella lo invitó al comedor donde lo más llamativo era un tigre de felpa con la cabeza móvil, un calendario de hojalata chino, un poster de Uma Thurman en Kill Bill y un acuario con pescados de color rojo. Ella tomó la mano del protagonista desde el borde del acuario y se la puso en su pezón duro como nuez. Los dos cuerpos se hundieron en el sillón por un lapso no mayor a 7 minutos. Tres minutos después del orgasmo sintieron desde el negocio la voz de un chico. Ya voy, dijo ella desde el baño y con un papel higiénico adherido en la vagina.

En este panorama, el protagonista se siente como un conejillo de indas, y pronostica el comienzo de nuevas desapariciones.
Amanda le dijo que tenía la misma mirada de Claudio Fuentes.

2 comments:

Anonymous said...

Tigres de felpa y sexo de 7 minutos no pronostican nada bueno. no,no,no...

ADO said...

De nada por la mención en el blog. Muy bueno el artículo-crónica. Faltaba algo sobre la sobrevalorada visita de James Bond.

Nos estamos leyendo.