-¿Cómo usted puede asegurar que esos pies pertenecen a Alberto Céspedes Loayza, si la semana pasada él estuvo practicando patadas voladoras aquí en el Dojo? ¿Además usted no lo conoce? ¿Quiere entender por qué habla con tanta facilidad de esa persona y hasta conoce su parentela?
-Fuimos amantes.
-No me haga bromas básicas y de esa calaña tan baja ¿Por qué mierda sabe usted que esos pies pertenecen a Alberto Céspedes Loyza? ¿Acaso usted lo asesinó?
El protagonista recordó los parapentes que desaparecen en el horizonte de Alto Hospicio.
-Alguien tiró los pies al Cerro Dragón desde un parapente. Los pies se clavaron como estacas en las laderas del cerro. Creo que el asesino o su cómplice deben practicar parapente y yo no hago parapente.
-¿Ese casco es de parapente o es para protegerse de las patadas voladoras de Céspedes Loayza?
-Es un casco del Gope de Carabineros, pero eso no es el tema ¿Acaso usted lo asesinó?
-¿Y cómo sabe usted que al hombre lo asesinaron?
-Usted lo dice. Usted llegó acá con la puta idea de que Céspedes está muerto y ahora, en su delirio recordará a Rey Misterio, y lo culpará.
Un adolescente se asoma por la puerta del Dojo con un linchaco y pregunta: ¿Sensei, a qué hora empiezan la clase de las patadas voladoras?
-¿Usted qué lo conoce, cual es el animal que más le gusta a Rey Misterio?
-Los gatos.
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