Monday, February 19, 2007

13.

Lagos nos reunió cuando inauguró una multicancha en La Negra.
El papá de Marta Belmar, unas de las chicas desaparecidas, le entregó una carta al presidente. Las fotos de las chicas ya aparecían en los diarios, en televisión y en internet, aunque nadie hacía mucho caso. Marta, quince años, estudiante, tez morena, ojos café y pelo negro (además de la foto)… cualquier información comunicarse a los siguientes teléfonos… decían unos carteles pegoteados en los alrededores de la multicancha. A la chica se la había tragado la tierra al igual que a otras de la misma edad y de similares rasgos. El papá de Marta había relacionado los casos por eso puso lo que puso en la carta para el presidente. Un psicópata ni siquiera se le pasaba por la cabeza al ocupado Lagos. Tal vez Lagos nunca leyó la carta. En todo caso los diarios de Iquique publicaron completa la carta del papá de Marta.
Yo trabajaba para el diario; Galleguillos estaba con cara de asoleado junto a su mujer y sus hijastras en las graderías de la multicancha; un muy encorbatado Quispe sudaba y estrechaba su mano pequeña cuando podía a las autoridades pues por su condición de dirigente social era el que más cerca estaba del presidente; Marambio, en tanto, permanecía rígido como cualquier paco en una ceremonia oficial del gobierno.
Después supe que esa tarde también estaba Cristina, a quien la prensa bautizó como la niña heroína. Ella denunció a Galleguillos. Cristina era amiga de la hija mayor de Quispe. Vivían cerca e iban en el mismo curso: segundo medio en el liceo de Alto Hospicio. Cristina era menos bella en comparación a las víctimas. Era demasiado delgada (o casi anoréxica), senos pequeños –a diferencia del resto- y algo de acné en los pómulos. La hija de Quispe contaba que Cristina se acostó con varios camioneros paraguayos conocidos de su padre. Los paraguayos pernoctaban en sus camiones a la entrada de La Negra. Cristina y unas amigas –según la hija de Quispe- cobraban por chupárselo a los camioneros. Eran adictas a la pasta base.
Había faltado más de un mes a clases –contaba la hija de Quispe para Chilevisión-, pero la seguíamos viendo por ahí…
La espalda de Cristina o su cabeza encapuchada aparecieron en todos los canales de televisión. Recuerdo su casaca de jeans y sus botas de vaquero cuando unos orangutanes de la policía la condujeron a los tribunales. Parecía distinta, otra mujer. Quizás la policía o a esas alturas el ministerio del interior temió represalias. No la hubiera reconocido. Dudé que se tratara de la misma niña desaliñada que algunas veces me pidió plata cuando iba a ver a Quispe. Una noche Galleguillos le dio dos mil pesos.
No sé que mierda vio Galleguillos en ella. No obstante al tipo le asqueaban los camioneros paraguayos.
“Gracias a Cristina, a su valentía, terminó una de las historias policiales más sórdidas y aleccionadoras de los últimos años en Chile…" así presentaban el caso en la tv. Mi diario como el resto de los medios locales y nacionales subrayaban el ridículo que hizo la policía con sus prejuicios absurdos. Creyeron que eran putitas que partieron a Japón (o cualquier otro país desarrollado). Después Lagos dio disculpas públicas. Fue irrisorio lo de la policía, pero normal. Aquí siempre la condición social de la víctima pesó al momento de una investigación policial. De Galleguillos también se dijo de todo. Nada bueno (obvio). Pudieron averiguar sobre el (supuesto) talento artístico del psicópata, por ejemplo… a quién mierda le importaba que el hombre fuese un buen baterista o que alguna vez tocara todo un verano en el Casino de Arica junto a una banda tributo a la nueva ola. Al fin y al cabo Galleguillos había logrado ser conocido, famoso y célebre, un anhelo que buscó desde su adolescencia, según me contó.
Siempre admiró a Luis Dimas. Me reí en su cara. –Como vai a querer ser como ese gueón que parece una mala copia de Tom Jones-
-¿Quién es Tom Jones?- me dijo
-Es un gringo sudoroso, algo hinchado y de ojos saltones, que vende el cuento de animal sexual… sex bomb, sex bomb, sex bomb… así es su canción-
-…Tuve la oportunidad de conocer a Lucho Dimas. Fue en una presentación que realizó en el carnaval (de Iquique). Me dio la mano y me firmó este disco.-
Un twist de Lucho Dimas fue lo último que escuchó Marta. Cristina recordó una canción de Lucho Dimas en su declaración a los ratis.

No comments: