Monday, March 26, 2007

25.

Compramos. El taxista manejaba un Hyundai –no sé qué modelo-, mal cuidado y con una rotura provocada por el golpe de algo contundente en el vidrio trasero.
El tipo aceptó una quemada. Era moreno, delgado y hasta que se bajó, no supe bien su estatura. Fuimos cerca del puerto. Le interesó que fuera periodista. Me dijo que la parecía humano verme así... Pensaba que todos los periodistas eran como los guevones que salen en la tele, leyendo noticias, como ese Amaro. Imaginó que tenía mucha plata como para pagar el vidrio roto.
Me indicó donde estaban las mejores movidas, las mejores minas (hablaba con soltura aunque su seseo me molestaba).
Le pregunté si había visto “Taxi Driver”. “No entendí el final… pero igual, es buena, yo también fui milico como el loquito de la película y quedé algo traumado. Aquí los milicos son locos (lanzó una bocanada larga) ...después cuando salí a taxear de noche, quise matar al primer gueón raro que se me cruzara en el camino... esta ciudad está podrida, hay mucho gueón que te quiere cagar-
-Te creís Robert De Niro- le dije, en tono de broma.-
-¿Tenís plata para comprar unas cervezas?- dijo
-( me revise la billetera...)
-¿Cuánto tenís? – me preguntó con firmeza, como milico.
- Termino con esto y me vas a dejar. Mañana debo estar en Arica.
- Sabís que atrás, en el maletero, tengo un palo, y acá adelante, al costado, tengo un fierro (no era grande).
-Estai más armado que el chapulín colorado. Le dije. El gueón estaba serio.
-No cualquiera trabaja de noche en esta ciudad.- me dijo
-¿Y en Alto Hospicio?-
-Tengo sed gueón, porque no compraí una cerveza-
-¿Haces carrera a Alto Hospicio? ¿Sí o no?- le dije
-Te cobro 10 lucas a esta hora.
-¿Mucho asalto en Alto Hospicio?
-Mucho gueón drogo anda en la noche, se pone difícil. Hay que saber distinguirlos. Una vez le saqué la mierda con este fierro a uno que me pidió plata-
-¿Vamos a comprar cervezas? - le dije
-¿Oye gueón y porqué mierda me rompiste el vidrio de atrás? (con el fierro en la mano mientras con la otra sostenía el volante)- dijo casi gritando.
-Qué vidrio gueón-
-El de atrás pus gueón, vos fuiste... Págame la guevaá.
-Estai loco (Detuvo el auto en la luz roja del semáforo a un costado la Plaza Prat, frente al Hotel Prat)
-Págame la guevaá conchetumare, diez lucas por el vidrio que rompiste, maricón.
-Chao tonto gueón (me bajé e hice como me iba a meter al hotel).
-El gueón se bajó con el fierro-.
El cuidador del hotel lo amenazó con los pacos. El gueón dijo que me encontraría.

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