Sunday, April 15, 2007

31.

Marta Belmar tenía un parecido físico a su primera novia.
Conoció a Ana –creo que tenía otro nombre- en una liceo de Linares. Me mostró las cicatrices en su muñeca. La chica regresó con él para que no se matara. Después la golpeó por puta.
Marta Belmar subió al V16. La saludó con un beso en la mejilla, afectuosamente. Vivían cerca. Era la madrugada de un día de verano, hacía calor. Abrí la ventana del auto. La chica bailaba en un grupo folclórico. La encontramos afuera del Club Deportivo Norteamérica, en calle O’Higgins –donde todos los fines de semana se organizaban tambos-. Veníamos de jugar fútbol y beber cervezas. Le preguntó cuánto le cobraba a La Negra. Te llevo gratis, pero si me esperas unos minutos. Vamos, respondió la chica.

Esta tarde le dejé unos bombones a Marta Belmar y a Sarita Soto. Una mujer que estaba en la animita me preguntó si me burlaba de la desgracia ajena. Le dije, de manera irónica, que era una especie de ritual psicomágico. Me puso cara de incrédula como si tratara con el peor charlatán. Ahora estoy en un ciber, en avenida Los Cóndores en Alto Hospicio. Espero la respuesta del cura Sergio.

El padre de Marta no cree que su hija esté muerta. Hace un tiempo pidió la exhumación de los cadáveres. Marta tenía buenas calificaciones en el liceo, además destacaba en el grupo folclórico. Era morena, delgada, de caderas gruesas y pelo negro. Sus piernas eran largas y carnosas, bellas. Sobresalía en la diablada que participaba. Era devota a la Virgen del Carmen, como su familia. En julio peregrinaban a La Tirana.
Era la única de hija de Luis Belmar, el pelado como le decía Quispe.

La chica no se sorprendió cuando me bajé en el último rincón de la población Jorge Inostrosa. "El Colocolo" –el trafi- tampoco. Cuando lo encendí, Marta afirmó que su pololo fumaba. Me pidió una quemada, mientras Galleguillos permanecía quieto, como gato aguardando a una paloma.
Ana quedó embarazada de su padrastro. Galleguillos quiso matar al padrastro, pero este le sacó la mierda antes por golpear a su hija. Le dijo que a la próxima lo mataría.

Marta propuso ir a la discoteca Kamikaze, a comprobar si su pololo la engañaba. Pásate para adelante, le dijo Galleguillos. La chica le hizo caso. Nos paramos en los estacionamientos del Kamikaze. Aproveché de beber más cerveza y quemar un resto. Galleguillos y la chica estaban al acecho. Gueones tontos, le dije. Marta tuvo razón con su pololo. Galleguillos aceleró y alcanzó a golpearlo. Retrocedimos como a 100 por hora y nos largamos hasta la salida sur de Iquique. Pasamos Los Verdes. Marta estaba borracha, yo igual.
El papá de Marta recorrió prostíbulos de Tacna, Cochabamba, La Paz y Santa Cruz de la Sierra. No la encontró. Por eso le redactó una carta al presidente Lagos.
La chica accedió a los besos de Galleguillos. No le costó desnudarla. Sus senos eran grandes y blandos. En medio del acto le vino un ataque de epilepsia. El resto fue buscar una manera como tranquilizarla, hasta que Galleguillos se descontroló.
Sentimos paz cuando terminamos.

2 comments:

xasco said...

Hola:

He leído todo desde el principio. Creo que te odié porque pensé que era verdad todo lo que contabas, me austé ... siempre te visito pa ver si subiste algo continuando.

FELICITACIONES!! toy pega con la historia, aunque me crea sentimientos encontrados, no se, ese cinísmo aprendido de la sociedad que me carga llevar conmigo.
Saludos desde Iquique.

bellaco said...

Vale xasco, en todo caso es ficción a partir de la realidad. De alguna manera busco reflejar la marginalidad y su impunidad. Excusas para ser ciegos hay muchas, basta revisar la última historia de Chile.
Saludos y que bueno que seas de Iquique.