Tuesday, April 17, 2007

32.

Me fue mal con su encargo pero averigue algunos datos que le pueden servir.
Los presos me dijeron que estaba en tratamiento. No insistí. Me explicaron que el tratamiento consistía en drogas para dormir. A veces pasa tres días sin dormir, leyendo o escribiendo. Un gendarme me dijo que habitualmente pedía libros de ciencia ficción -a la biblioteca-. El último que leyó fue Los Astronautas de Yavé de J.J Benítez.
Me llamó la atención que escriba su propia versión del Apocalipsis: “...Dios no tendrá piedad ni misericordia con nadie, exterminará a todos los impíos y triunfante cabalgará junto a su ejército sobre la ciudad destruida por el fuego celestial”. Me lo recitó de memoria Javier, un boliviano que está preso por narcotráfico. El es uno de los que está convencido en la inocencia de Galleguillos. “Por sus manos escribe Dios”, me aseguró.
Al igual que usted me interesa el tema de Galleguillos. Sé que es culpable porque creo en la justicia, aunque trataré de ganarme su confianza para que reconozca sus crímenes y le pida perdón a Dios y a las familias involucradas.
Bendiciones, Sergio. (Posiblemente el viernes intentaré acercarme a él. No se preocupe cuando tenga la oportunidad le preguntaré si lo recuerda).


Gracias padre. He pensado que por ahora es mejor que no le pregunte por mí. Apelando a su buena voluntad me interesa que me siga contando a través de estos mail, más detalles sobre su actual situación. Me interesa también ese apocalipsis que escribe. Le insisto: escribo un reportaje sobre Galleguillos, para una revista de México. Saludos y en las próximas semanas me apareceré por allá.

Un abrazo y gracias nuevamente por su aporte.


Vengo de caminar por la playa. Siento arena dentro de las zapatillas. Estoy en una casa, frente a Cavancha, que a la fuerza fue dispuesta como ciber. Son las 15.30 horas. A mi lado hay una gringa media gruesa que mueve los dedos como enajenada. Ni siquiera tuvo la amabilidad de mirarme cuando me senté a su lado. Lo primero que haría sería echarle desodorante. A este ciber le falta ventilación.
Me puede ayudar, me dijo con su acento gringo.
Claro, le dije.
Cuando me agaché a conectar el cable de su cámara fotográfica al PC me encontré con el rostro de Charles Manson tatuado en su pantorrilla. Pensé en la manera en que recordarán a Galleguillos. Tal vez en 20 años más la gente se olvide.

1 comment:

Wenuan Escalona said...

Pasaba para agradecer el post...
regresaré con tiempo para leer como corresponde tu blog...
nos estamos visitando.