Saturday, November 19, 2011

La biblioteca/1



Aunque nunca manifestó interés por la literatura y si lo sorprendí leyendo alguna vez fueron las páginas policiales y deportivas del diario, mi vecino levantó en el barrio la biblioteca pública más importante de la ciudad.
Fue puro y simple altruismo.
Lo hizo porque en un momento no sabía qué hacer con su plata. Era finales de julio de 1998 y él venía llegando desde Francia, después de seguir la participación de Chile en el Mundial de Fútbol. Todo comenzó cuando me obsequió una camiseta del Real Madrid firmada por Iván Zamorano. En esa ocasión conversamos largo rato sobre sus similitudes con los futbolistas famosos hasta que me reveló su intención de hacer algo importante para el barrio. Algo así como una obra social que trascendiera. De inmediato le dije que una biblioteca. Aprobó pues su madre, la señora Chepa, hoy fallecida, nunca aprendió a leer.
Esta es la historia sobre cómo una biblioteca se transformó en el centro cultural de la ciudad y de manera indirecta, según lo que dicen, bajó el nivel de delincuencia y estancó la drogadicción en el barrio. Los chicos comenzaron a interesarse por autores como Roberto Bolaño o Julio Ramón Ribeyro. Luego exigieron autores cada vez más extraños. Casi siempre les cumplimos. Llegamos a tener prestadas 60 Estrellas Distantes y casi un centenar de 2666. Sin embargo no tuvimos buenas experiencias con los escritores pues algunos estuvieron más preocupados de la falopa que de enseñar. En estos días he recibido varios abrazos virtuales de los escritores y preguntas sobre el destino de los libros.
Sin embargo comenzaré contando el origen de todo pues si no hay de esto, no existe lo otro.
El culebra, mi vecino, comenzó formalmente a los 22 años. Le enterraban cocaína cerca de la frontera con Bolivia y él la desenterraba.
Hasta cierto punto la biblioteca fue producto de los desentierros.



Foto: Sergio Dávalos.