Tuesday, November 22, 2011

La biblioteca/3

En 1989 llegó la política.
La gente del barrio se ordenaba como de izquierda o de derecha. Ser de derecha era ser partidario de Pinochet. Nadie tenía muy claro que sucedería después de Pinochet.
Con mi vecino estábamos más preocupados de la eliminatoria para el Mundial de Italia 1990. Chile debía ganarle a Brasil en el Maracaná para clasificar. Había equipo. Teníamos al Pato Yáñez.
En política mi familia era una mezcla rara. Después entendí que esa mezcla pudo llamarse Concertación, o sea eran de derecha e izquierda a la vez.
El tío, el papá de El Culebra se definía de centro aunque fue el primero a quien le escuché la palabra apolítico. Apolítico sonaba como Apolo, el dios griego.
En el barrio, sin embargo, todos pensaban que el tío era de derecha. Mi madre decía que el tío fue muy amigo de la CNI. Con el tiempo y por conversaciones con mi vecino, uní cabos y entendí que el tío fue chantajeado por la CNI y después por la Policía de Investigaciones.
En algunos cumpleaños de El Culebra, el tío ya bebido contaba anécdotas.
Una vez contó como se deshizo de un burrero en el altiplano que lo había salvado a él. Recuerdo sus palabras: El desgraciado calló y yo me quedé con el burro y la droga.
El viejo se me había cruzado en el camino, dijo.
También contó que un amigo de la CNI lo invitó a la tortura de una mina comunista.
Lo más triste de 1989 fue cuando al Cóndor Rojas le tiraron la bengala en Brasil. Eso quisimos creer. Odiamos a los brasileños. Ese domingo fue la primera vez que nos emborrachamos con mi vecino. Fue una botella de pisco Capel que nos regaló el tío.

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