Tuesday, August 14, 2007

5.

El geólogo M fue casado con la parvularia S que trabajaba en un jardín infantil para niños huérfanos.
Estaban convencidos que esos niños pobres y huérfanos de Antofagasta lograrían ser felices en Europa, porque su concepto era: desarrollo=dinero=modernidad=felicidad.
Los europeos los prefieren blancos y recién nacidos. Paseaba a algunos chicos. Uno me contó que su hermano se lo violó. Tenía 6 años, el pelo al clavo y sonreía por todo. Su piel morena limitaba su partida. Tal vez cuando creciera y si se quedaba en Chile, haría lo mismo con su hijo. El ciclo. La violación la contaba como juego, como cuando el geólogo M contaba sus historias amorosas de Guatemala -país donde trabajó-.
-Las minas son calientes y putas en Centroamérica, y yo no aguanto, jajaja, y yo no aguanto- afirmaba gesticulando un movimiento pélvico.
-Y tu mujer gueón-
-Me estará jodiendo con vos, jajajaja-
-Gueón vaca. ¿Y si te infectas con algo?.
-¿Y tú crees que las minas que me tiro son putas? No gueón, son abogadas gueón, limpiacitas.
-Sucio de mierda.

En Antofagasta vivía con su mujer e hijos. Fui amigo del geólogo M, y de su mujer, juntos y separadamente. Los prefería separados. Su mujer me prometía que lo nuestro era un juego.
El geólogo M pasaba 20 días del mes en Guatemala, el resto en Antofagasta. Una nana peruana le preparaba pisco sour al geólogo M, mientras él -relajado- veía los partidos de fútbol con sus amigos, geólogos.
Llegaba para los partidos de fútbol de la selección. Sus amigos me hacían sentir como un extraño, como un bicho. No me emocionaba el himno nacional. Hablaban de sus 4x4 y lo importante de vivir seguros y encerrados en los nuevos condominios construidos en los Jardines del Sur, y de que el país y el fútbol estaban destruidos por la delincuencia y la farándula.
En el entretiempo se encerraban en sus 4x4 para quemar pasta base. Volvían tiesos. Se iban en el momento en que terminaba el partido. 90 minutos exactos de libertinaje para sus reprimidas existencias. A mi no importaba que me vieran fumar, tampoco a M, aunque éste se molestaba cuando llegaba con algún amigo. Nunca traigas amigos cuando vengan los geólogos, me dijo.La parvularia S se sentía generosa por invitar a almorzar a los niños huérfanos. Lunes y martes. Llegaban dos o a veces, tres. También invitaba a matrimonios extranjeros.

Con la parvularia S, en tanto, vimos varias veces la película “Pulp Fiction”, mientras yo la iniciaba en el consumo de cocaína. Ahora me culpan que yo destruí el matrimonio. Sé que el geólogo M está trabajando en una mina cerca aquí, en Arequipa.

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