Thursday, September 13, 2007

19.

Mientras media Ica está derrumbada por el terremoto, la casa de Tati es blanca como el Taj Mahal del geólogo M en Arequipa, pero tiene más jardines, más pasto remojado por regaderas de helicóptero que no se detienen y donde puedo fijar la vista un rato y controlar mi libido con Tati, de cabello rubio que se asolea extendida en una silla de playa, frente a la piscina, con el cuerpo brilloso -por el aceite bronceador olor a coco- que le cabe en una tanga pequeña cuyo hilo verde limón parte sus nalgas desde la profundidad en dos hemisferios de durazno cuando camina en dirección a una mesa donde una especie de criado, un moreno de rostro anfibio, le llena su vaso con agua mineral y el periodista conversa con un vaso rebosante de pisco con el reportero gráfico que sujeta otro vaso rebosante de pisco, y parecen Batman y Robin, hablando del Medellín de Fernando Vallejo, del Medellín de Escobar, del Medellín de la guerra y cuando llegan a Montecinos, la española surge de la piscina con su cabello peinado por el agua, con sus tatuajes y piercing, y pide otro pisco sour, y Tati me pide que le refriegue la espalda con bronceador y tiene la piel suave, levemente bronceada y cruza sus piernas y le pregunto por un moretón, y le molesta la pregunta, y me pide que le cuente de mi hijo en Chile, en Antofagasta, y yo le pregunto si en esa casa, alguna vez estuvo Montecinos, como me contó por el Chat, y encojé los hombros y ríe, y se ve bella riéndose porque junta los labios hacia delante y la beso como anoche, cuando tuvimos sexo ruidosamente como le gusta sin antes, haberle cantando una canción de Elvis Presley, y sin antes haber brindado por Tati, y ella, que por ahora sólo me calienta, desconfía del reportero gráfico, y tiene razón para hacerlo, porque Montecinos desconfiaba del reportero gráfico, y si Montecinos lo hacía era porque el reportero gráfico era importante, y yo no sé que mierda hace ese gueón de reportero gráfico con nosotros, le dije al periodista, y el gueón me contestó que tenía mejores historias que todos porque estuvo en Nicaragua en el tiempo de los perros Contras, y no se porque mierda miró la hora, y son las 16.15 de la tarde, y creo que sería bueno sacar del camino al reportero gráfico, que ahora nos pide que sonríamos para la estúpida foto de un grupo de amigos como la del comercial de la cerveza Cristal, y esa foto puede hacer de esto algo real, algo concreto y por eso lo mando a la mierda, y el tipo algo borracho se ríe y nos trata de hijos de puta y que nos denunciará, y el negro con rostro de anfibio sale de su cubículo enfurecido y lo expulsa para tranquilidad de Tati que estaba algo nerviosa, mientras el periodista se mete a la piscina con la española y fornican como si nada, y Tati fuma y le dice algo al oído al moreno y ya son las 17.30 horas, y el moreno a la pasada me dice: aproveche chileno, por algo está aquí.

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